Al fin alguien te gusta, tienes una cita. Un fuerte pálpito te dice que algo interesante puede salir de ahí. Estás esperándole y mandas el clásico: ‘Estoy en el bar, ¿cuánto te queda?’ Respuesta: ‘Ya estoy llendo’. De inmediato sientes una punzada en el estómago, como si el mismísimo Cupido te hubiese arrebatado su flecha de cuajo. Resultado: no volverás a quedar nunca jamás con esta persona. Continuar
Sexo
Una falta de ortografía podría arruinar tu noche de sexo
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