Según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Florida, el tener una buena personalidad es mucho más importante que el atractivo físico.
Para esta investigación, 113 parejas casadas fueron analizadas y revelaron que cuando la mujer se casa con un hombre poco atractivo, no se ve en la presión social de ir al gimnasio, hacer dietas, realizarse cambios estéticos o tratamientos de belleza.
A raíz de esto, al no existir presión ni competencia por el aspecto físico, llevan matrimonios más felices y duraderos.
Esto conlleva a que la relación se desarrolle con más naturalidad, que no haya rencores de por medio ni frustraciones en ese aspecto.
Las esposas entrevistadas afirmaron que los hombres feos continuamente les recuerdan lo hermosas que son.