En el 1990 estuve en Finlandia. Al otro día de mi llegada abordé junto a amigos fineses un automóvil. Ocupé uno de los asientos traseros; 3 minutos después de iniciar la marcha, el conductor advierte que no me había puesto el cinturón. Se alarmó, lo mismo sucedió con los demás que me acompañaban. Se detuvo el vehículo y con mucha cortesía- eran mis amigos- me dijeron que era de mucho riesgo no usar el cinturón, además de que en Finlandia era una seria infracción a la ley de tránsito. Fue entonces una gran sorpresa y sobretodo una importante lección de prevención para toda la vida.
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