Pocas historias tan emocionantes como la que escribió este miércoles Derrick Rose. El base de los Timberwolves, perseguido por las lesiones sin descanso durante años y que estuvo hace poco al borde de la retirada, metió 50 puntos en la victoria de su equipo ante los Jazz. Rose es el MVP más joven de la historia, un jugador llamado a dominar la mejor liga del mundo. Fue elegido mejor jugador de la NBA con solo 22 años, en 2011, pero poco después el calvario de las lesiones arruinaron su carrera. En dos ocasiones se rompió la rodilla y tuvo un sinfín de leves lesiones; su juego, muy físico, se resintió: nunca volvió a ser el mismo. Trató de dar un impulso a su carrera en los Knicks, y se fue en 2017 a los Cavs con LeBron, pero su rendimiento no fue bueno y acabó siendo cortado.
Estuvo al borde de la retirada, aunque el entrenador que mejor le conoce, Tom Thibaudeu, le rescató a final es de la temporada pasada para los Timberwolves. Su rendimiento en Minnesota no ha sido malo, pero siempre lejos del MVP que un día fue… hasta el partido ante los Jazz. Sin el base titular, Jeff Teague, ni una de las grandes estrellas del equipo, Jimmy Butler, Rose explotó con 50 puntos en 41 minutos, con 19 de 31 tiros de campo,(4 de 7 en triples) y 8 de 11 desde la línea de personal, capturó cuatro rebotes y dio seis asistencias. Además, puso el tapón definitivo para dar la victoria a su equipo ante Utah (128-125).