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Nueva York acelera hacia el consumo de marihuana

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Con la promesa de 300 millones de dólares en impuestos, puestos de trabajo para los más desfavorecidos y reducir condenas a determinados colectivos, Nueva York avanza fuerte hacia la legalización de la marihuana, el nuevo Eldorado en EE.UU. pese a las reservas por las consecuencias sobre la salud.

El senador estatal Gustavo Rivera, presidente del Comité de Salud, asegura a Efe que los efectos positivos de la legalización de la marihuana para uso recreativo son “abrumadoramente” superiores a los negativos.

Rivera considera que el consumo de tabaco y alcohol lleva aparejadas más consecuencias negativas para la salud y, aún así, “nadie es detenido por comprar o consumir tabaco o cigarrillos”.

El senador defiende que la actual prohibición de la marihuana ha “impactado desproporcionadamente entre las comunidades latina y afroamericana” y en los barrios más pobres.

“La intención de esta ley es regular, controlar y gravar la marihuana de una manera similar al alcohol, generar millones de dólares en beneficios, evitar el acceso a la marihuana a menores de 21, reducir el mercado ilegal de drogas y el crimen violento (…) reducir el impacto desproporcionado en comunidades raciales, crear nuevas industrias y aumentar el empleo”, reza la última propuesta redactada por la senadora Liz Krueger y respaldada por Rivera.

El gobernador de Nueva York, Andrew Coumo, ha prometido aprobar el consumo de la marihuana con fines recreativos en los primeros 100 días de 2019, con lo que se sumaría a los estados que ya lo regulan: Alaska, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Michigan, Nevada, Oregón, Vermont y Washington.

El avance de su legalización ha disparado el negocio relacionado con la marihuana en todo el país.

Una de las compañías pioneras en su uso medicinal, la canadiense Tirlay, país que legalizó su consumo en 2018, debutó en julio en la bolsa de Nueva York e, inmediatamente, su valor se disparó más de un 30 %.

Su irrupción despertó el apetito de multinacionales como Anheuser-Busch InBev, la mayor cervecera del mundo, que en diciembre alcanzó un acuerdo con Tilray para investigar el desarrollo de bebidas no alcohólicas que incluyan componentes de la marihuana.

Y es que parece que nadie quiere quedarse atrás en la carrera por el nuevo Eldorado y menos aún, grandes grupos como Altria, productora de marcas como Marlboro, que en diciembre anunció la compra del 45 % de la canadiense Crono.

Constellation Brands, el grupo que fabrica la cerveza Corona, también invirtió en agosto de 2018 4.000 millones de dólares en Canopy Growth, rival de Crono.

Asimismo, han proliferado nuevos planes de estudios, como en la universidad de Trenton de Nueva Jersey o en la Universidad de Nueva York o el nacimiento, hace un par de semanas, del Instituto del Cannabis de la universidad William Paterson, también en Nueva Jersey.

El director de este centro, Rahi Abouk, reconoce a Efe que los acelerados avances regulatorios van muy por delante de los estudios científicos sobre las posibles consecuencias de su legalización.

“No podemos responder a muchas cuestiones, se necesitan al menos cinco años para recoger información nueva y de calidad, seguir a individuos, no es fácil” para determinar si es positivo o negativo el uso de esta droga, sentencia.

Abouk adelanta que será beneficiosa para los trabajadores cercanos a la jubilación, porque podrán alargar su edad laboral gracias a los efectos analgésicos de la marihuana. Sin embargo, advierte de que hay estudios que apuntan a alteraciones en el cerebro en los consumidores menores de 25 años.

Otras voces, como la de la directora ejecutiva de la Asociación de Funcionarios de Salud de los Condados de Nueva York, Sarah Ravenhall, advierten del impacto adverso en la salud.

“Las experiencia en otros estados, en los que las muertes por accidente de tráfico y las visitas a las unidades de emergencia han aumentado significativamente, muestra que legalizar la marihuana recreativa podría tener un impacto negativo en la salud de muchos neoyorquinos”, aseguró Ravenhall en una columna de opinión en el diario Syracuse el pasado 9 de enero.

La carrera por sumarse al grupo de la marihuana ha empujado a otros estados, en principio reticentes, a avanzar hacia su legislación.

Es el caso de Rhode Island, cuya gobernadora, Gina Raimondo, acaba de anunciar que regulará la marihuana recreativa “principalmente porque nuestros vecinos están moviéndose hacia adelante”.

“Nos guste o no, vamos a incurrir en gastos de seguridad y salud pública porque es legal en Massachusettes, por lo que creo que es hora de que preparemos nuestro propio marco regulatorio y fiscal”, dijo al diario The Journal, en relación a su temor a sufrir las eventuales consecuencias negativas de su legalización en otros estados, pero no la positivas.

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