Son exactamente 7.688 kilómetros los que separan Londres, en el Reino Unido, de Aspen, Colorado, en los Estados Unidos. Casi unas 10 horas de vuelo. El tiempo que le demandó a Nicholas Morley (40 años) cumplir con uno de sus más increíbles planes de viaje de su vida.
Morley había organizado una extraña venganza con su padre. Una venganza que aún nadie supo explicar en qué se motivó. Viajó desde la capital británica hasta el famoso centro de esquí norteamericano para asistir por escasos siete segundos a la Opera Gallery de Aspen. Y allí concretar la vendetta. Millonaria, por cierto. Continuar